El Real Betis va como un cohete en esta recta final de la temporada: sumó su octavo triunfo de los diez últimos partidos de Liga, le ha recortado cinco puntos al Villarreal en las dos últimas jornadas -y nueve goles en el average general- en la pelea que mantienen ambos por la quinta plaza Champions y ha certificado el descenso matemático de un Valladolid que llegó ya prácticamente desahuciado a Heliópolis.
Tras la victoria del Alavés y el empate del Girona, el Valladolid se presentó virtualmente descendido en el Villamarín, donde solo un triunfo postergaría unos días la certificación matemática de su regreso a Segunda. Encima, todo se le empezó a torcer muy pronto a los pucelanos, pues a los cinco minutos se lesionaba, puede que de gravedad, Javi Sánchez, y a los 16 ya reflejaba el marcador un 1-0 a favor de los locales tras un buen centro de Isco, peinada del Cucho y remate a placer de Jesús Rodríguez.
Pero el Betis no conoce el éxito sin sufrimiento, así que lo que parecía que iba a ser una noche plácida, poco a poco se fue complicando, en especial cada vez que el balón caía en pies de Raúl Moro, que ya avisó antes de servir a Chuki el 1-1 en el 41’ y luego botó un córner cerradísimo que a punto estuvo se sorprender de nuevo a Adrián. Los béticos jugaron con mucha mandanga tras el 1-0, mientras que los visitantes dieron una lección de pundonor con todo en contra.
La lógica se impuso en la segunda mitad, en especial tras el triple cambio de Pellegrini y los goles fueron cayendo como la fruta madura, no sin que antes hubiera lugar para la polémica, pues Del Cerro Grande instó en el 53’ desde el VAR a Hernández Maeso a que revisara una posible jugada de roja directa sobre Natan que el árbitro principal no consideró tal.
El Cucho (63’) acabó con la resistencia pucelana con un soberbio testarazo, Isco (66’) marcó distancias al culminar una jugada de tiralíneas, Perraud (81’) anotó el cuarto con un obús y Abde (89’) cerró la cuenta con una jugada de pura orfebrería. La afición festejó un buen rato con su equipo el triunfo y le insufló ánimos para la próxima cita: semifinal europea con la Fiorentina.
